Posiblemente se trate de una de las más sentidas devociones de la provincia de León. Desde luego, es una manifestación única de la cultura popular mantenida desde tiempo inmemorial.
Todo en Castrotierra tiene su significado: desde el castro donde se ubica el santuario, al traslado de la Virgen a la catedral de Astorga, la petición de los procuradores de la tierra al obispo y, desde luego, la presencia de múltiples pendones de otras tantas localidades de todo el entorno, que acompañan a la Virgen en su camino.
El actual santuario, levantado en el emplazamiento de un antiguo castro, ofrece unas vistas inigualables de las comarcas del Duerna, Tuerto y Órbigo bajo. Se trata de un edificio del s. XVII que ha sufrido sucesivas remodelaciones, en el que se custodia una pequeña talla del s. XIII de la Virgen sedente con el Niño sentado sobre su rodilla izquierda.
Aunque su fiesta se celebra el 25 de marzo, especialmente emotivas son las rogativas, cuando la Virgen se traslada hasta Astorga con motivo de alguna gran necesidad, como la falta de lluvia, en una comarca de marcada tradición agraria.
Aunque se tiene constancia escrita de esta costumbre desde 1557, la tradición cuenta que se remonta al siglo V, cuando santo Toribio, obispo de Astorga, tuvo una revelación según la que Nuestra Señora acudiría siempre en su socorro cuando hubiese necesidad de lluvia. Así, durante una implacable sequía, trasladó la talla desde El Castro a la catedral y se obró el milagro…
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