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Vía de la Plata

Senderos Históricos. Vías romanas: la Vía de la Plata.


Aún hoy, los pendones de la romería de Castrotierra pisan los restos del antiguo empedrado de la Calzada de Nuestra Señora, de época romana.


En Felechares de la Valdería se puede observar parte del empedrado de la calzada.


Miliario romano. Museo de Castrocalbón.



SENDEROS HISTÓRICOS

Montañas del Teleno, por su ubicación, ha sido un territorio estratégico para el paso de personas y mercancías desde Galicia y el Cantábrico a la meseta central y a las tierras del suroeste peninsular, en especial a los puertos de Cádiz y Sevilla.

Tras la derrota de cántabros y astures, Roma impuso su dominio sobre el territorio. En lo que fue la gran capital de los astures, quedaron asentadas algunas legiones que habían participado en la conquista, como la VI y la X, entre cuyas funciones estuvo la de abrir accesos y vías que favoreciesen la comunicación de estas remotas tierras con otros puntos de Hispania, ya romanizados desde hacía más de cien años.

Así, desde los primeros años de dominación romana se desarrolla una extensa red de caminos, destinada a garantizar la romanización del territorio, la adquisición de su estructura administrativa y la explotación de sus grandes recursos mineros. De esta red se tiene constancia en el “Itinerario Antonino”, un documento que recoge las distintas vías de comunicación imperiales en época de Caracalla y completado en época de Diocleciano (siglos III-IV). Posiblemente las rutas empleadas entonces fueran las mismas que las ya utilizadas en épocas anteriores por la población indígena, sobre todo para el movimiento de los ganados.

El protagonismo adquirido por Asturica Augusta (Astorga) y las numerosas explotaciones auríferas de todo el territorio del Teleno, hicieron de esta localidad una de las mejor comunicadas del noroeste peninsular. Se conocen varias vías principales, de las que, a su vez, partían otras secundarias que llegaban a zonas más aisladas, zonas que, en muchos casos, aún hoy cuentan  con comunicaciones bastante deficientes. Se puede así hablar de la Vía XVII, que comunicaba Asturica con Bracara Augusta (Braga); la Via Nova o Vía XVIII que se unía a la anterior atravesando el actual municipio de Brazuelo; la Vía XIX que iba hacia Lucus Augusti (Lugo); la Vía XXVI, conocida desde la dominación musulmana como Vía de la Plata; la Vía XXVII hacia Cesaraugusta (Zaragoza); y la Vía XXXII hacia Tarraco (Tarragona).

Cada vía contaba con la infraestructura necesaria para el viaje. Así existían las mansio que hacían las veces de posadas o estaciones para los viajeros, pudiendo estar o no asociadas a poblaciones. También puentes, como el puente  Valimbre sobre el río Turienzo, en Valderrey o el puente de la Vizana, en Alija del Infantado, que aunque fuera del territorio de Montañas del Teleno, es uno de los más importantes de este recorrido, que además da nombre a la cañada de la Vizana, una de las más frecuentadas vías pecuarias utilizadas por las merinas trashumantes de la Mesta. No faltaban tampoco los miliarios, esos hitos de piedra de gran tamaño, por lo general cilíndricos que, al pie de las calzadas, marcaban la distancia cada mil pasos. Se conservan algunos en el museo de Castrocalbón, como el miliario dedicado a Valeriano-Galieno y otros localizados en el entorno de Astorga, como el miliario de Nerva, de procedencia desconocida y otros depositados en el Museo de los Caminos. Solían contar con inscripciones en las que, además de referir el emperador promotor de la calzada, se indicaba la distancia a la ciudad más importante de la zona.

LA VÍA DE LA PLATA


Sin duda la Vía de la Plata es una de las principales vías de comunicación del oeste peninsular y, en su momento, debió de resultar vital para el transporte del oro extraído de las minas del noroeste hacia los puertos ubicados en la Bética, desde donde el metal era trasladado a Roma. La Vía de la Plata unía Astorga con Mérida, aunque luego, por otras vías secundarias, enlazaba con los puertos de Sevilla y Cádiz. Este camino debía estar en uso con anterioridad a Roma y por él se fraguaron distintos intercambios comerciales y culturales entre los pueblos del norte y la floreciente civilización que prosperaba junto al Mediterráneo. Tras la caída de Roma, este camino siguió vertebrando los territorios del occidente peninsular.

A pesar de su papel en el transporte de la producción minera, el nombre de Vía de la Plata no se debe a su relación con este noble metal, sino a la denominación que le dieron los musulmanes, al-Balat, el gran camino, por el que se fraguaron gran parte de las aceifas que, año tras año, arrasaban los reinos cristianos del norte desde la poderosa Córdoba.

Fue la ruta empleada por los cristianos que huían de al-Andalus hacia el reino de León, los mozárabes, que portaron consigo, en su huida, una concepción propia del arte y la cultura, producto del mestizaje andalusí. De esas manifestaciones artísticas quedan algunas evidencias dispersas en el territorio de Montañas del Teleno. Quizá por ello, cuando por aquí se consolidó un ramal del camino de peregrinación jacobea, fue denominado el Camino Mozárabe a Compostela, que en Astorga se unía al más frecuentado Camino Francés.

Y también por esta calzada transitaron, dos veces al año, los ganados trashumantes de la Mesta en su recorrido entre los invernaderos extremeños y manchegos, y los puertos de verano ubicados en las montañas de León. Cañada ganadera que solo fue desplazada por el ferrocarril cuando, ya a mediados del s. XX, resultaba más sencillo trasladar los rebaños en tren hasta Astorga, para desde allí acceder a los agostaderos a pie, que hacer el viaje completo -de unos treinta días- desde las dehesas del sur.

El ya citado Itinerario de Antonino, especificaba el recorrido de esta vía que partía de Augusta Emerita (Mérida), capital de la provincia Lusitania, para finalizar en Asturica Augusta (Astorga), capital del Convento Asturicense y una de las principales ciudades de la provincia Tarraconense. En su trazado atravesaba diversos núcleos entre los que menciona  Bedunia (San Martín de Torres), Brigeco (Castro Gonzalo), Ocelo Durii (Villalazán, en Zamora), Salmantica (Salamanca), Cáparra y Norba Caesarina (Cáceres).

La Vía de adentra en León por el paraje de El Tamaral, siguiendo la cañada real. Cruza el Órbigo por el puente de La Vizana en terrenos del municipio de Alija del Infantado. Prosigue por las localidades de La Nora y Navianos, San Juan de Torres y San Martín de Torres, localidad próxima a la Bañeza donde se situaría la última mansio de la Vía antes de llegar a Astorga. Desde allí pronto se entra en el territorio de Montañas del Teleno, siendo La Bañeza la primera localidad que encuentra el camino, situada en la confluencia de los ríos Orbigo y Duerna.

Entre la Bañeza y Astorga, el trazado de la Vía de la Plata coincide en gran parte con la N-VI, por lo que será necesario extremar la precaución y buscar siempre los caminos agrarios que circulan junto a dicha carretera. Al dejar la Bañeza, el camino se dirige a Palacios de la Valduerna, donde todavía son apreciables algunos restos de la calzada y un pequeño puente. Prosigue dejando a un lado Toral de Fondo, por donde si pasaba la calzada romana y llega a Riego de la Vega. De allí a la estación de Valderrey y pronto al puente Valimbre, de origen romano, aunque muy reformado. Después, será necesario cruzar la carretera y algunos cientos de metros más allá, ya se divisa la milenaria ciudad de Astorga. El camino avanza por las localidades de Cuevas y Celada, en un tramo algo complejo entre la carretera, la autovía, desviaciones, naves industriales… La Vía de la Plata ha alcanzado su destino, Astorga. Pero el acceso a la ciudad por esta vía no está claro: algunos autores piensan que se hacía junto a lo que hoy es el convento de santa Clara; otros, por la puerta del Sol y el barrio de San Andrés. Astorga bien merece una visita detallada, donde se podrán descubrir las múltiples evidencias de lo que fue la gran ciudad romana capital del convento Asturicense.


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