BRAZUELO, “EL QUE TUVO, RETUVO”
Hace ya muchos años, casi un siglo, que la familia García-San Martín, se fue de Brazuelo en busca de otros horizontes; pero, ninguno de sus miembros dejó de contar a sus hijos y después a sus nietos, lo especial que era el pueblo donde nacieron.
Recuerdo el cariño y nostalgia con los que mi abuela, Pilar, me hablaba de Brazuelo y, ese mismo amor por la tierra, me gustaría transmitirlo a través de estas palabras tanto a mis descendientes como al resto del mundo; porque, sí, sin lugar a duda, Brazuelo es uno de los Pueblos Tilenenses más bonitos.
A considerable altitud, sobre los 1.019 metros, en el angosto valle por el que discurren los ríos Argañoso, Combarros y diversos arroyos más en su camino hacia morir en el Tuerto, muy próximo al puerto de Manzanal, entre la Maragatería, Cepeda y el Bierzo, se encuentra la localidad de Brazuelo, cabecera del Ayuntamiento que lleva su nombre. Así pues, en un entorno serrano, propio de los Montes de León, surcado de ceñidos cursos de agua, sobre un suelo pedregoso donde se amalgama historia, modos de vida, tradiciones, y lazos de vecindad de tres comarcas leonesas, se alza su caserío.
Larga es la vida de este pueblo que ya era morada de gentes en época romana como atestiguan el castro, los restos de calzada, las explotaciones auríferas de Miares y otros muchos vestigios encontrados. También tuvo pasado arriero, no en vano, se localiza en las proximidades de una de las vías de comunicación más importante y antigua de España, la carretera Nacional VI o, lo que es lo mismo, la carretera Madrid a Coruña que, antes de cubrirse de asfalto, su pedregoso firme fue durante siglos la principal salida de la capital y el Sur de España hacia los puertos gallegos… ¡Cuántos fueron los que siguieron esa ruta hacia el Sur buscando hacer fortuna en la Villa y Corte o hacia el Norte para embarcarse a Las Américas!; aunque, los García- San Martín, quizá por ese lazo tan fuerte con su tierra, lo más que se alejaron fue hasta la capital provincial.
Brazuelo es una población compacta, de casas arrimadas unas a otras, cuyos tejados casi fundidos dibujan una mancha roja indeleble sobre la tierra ocre y el verdor pardo del monte o el encendido de la ribera. Una pincelada bermeja que sólo desaparece cuando las nieves llegan a cubrirlo todo, dejando únicamente como señal de su existencia el humo que se escapa por las chimeneas.
El Brazuelo de ayer y el de hoy, como cualquier pueblo con solera, también tiene sus buenas muestras de patrimonio artístico que se concentran en su Iglesia Parroquial, de la que se tiene constancia escrita desde el año 1644; si bien, se supone que se construyó antes de a esa fecha. En este templo, bajo el patronazgo de Santiago Apóstol, a pesar de su factura exterior modesta; pero armoniosa, destacan sus retablos (el mayor, de estilo renacentista, los laterales de San Miguel y del Rosario, estos barrocos y los tres más de los laterales), imágenes o tallas de relevancia y sobre todo unos artesonados que son dignos de conservarse para poder ser admirados públicamente porque son una verdadera obra de arte.
Pero, hablando de belleza, ni que decir tiene que despunta el paisaje que abraza al caserío. Cada época del año, la naturaleza, adorna a Brazuelo vistiendo de distinto color sus rincones que se recortan sobre un cielo limpio, un cielo que de ser pintado parecería que no es real sino obra de la imaginación del artista.
Sólo hay que subir a la cuesta que cobija a Brazuelo de los impetuosos aires del Teleno para ver, sencillamente, un pueblo bonito; un pueblo que, por muchos años que pasen, no se le olvidará a quien ha tenido la suerte de haber podido vivido. Yo, para escribir esta candidatura, lo he hecho; he buscado los rincones de los que tanto oí hablar, los he encontrado y descrito con palabras; pero, la realidad es mucho más bella, sin duda...
Así, en nombre de todos los que amamos esta tierra y no olvidamos las raíces de las que brotamos, pido el voto para Brazuelo como uno de los 10 Pueblos más Bonitos 2021, no sin antes invitar a todos los Tilenenses a que lo conozcan y, como yo, se enamoren de él.
José Luis Casanova García.