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EFEMÉRIDE 2020


Todo lo que ha pasado este año 2020, ha ensombrecido conmemoraciones tan importantes como el centenario de la muerte del insigne escritor D. Benito Pérez Galdós, quien, en sus Episodios Nacionales, concretamente en el Capítulo XXI de “Los Ayacuchos” hizo una descripción de uno de los tilenenses más notables de la historia, Santiago Alonso Cordero.


Y es que un fiel cronista de su época como fue Galdós no podía pasar de largo un personaje tan peculiar y, a la vez, influyente como era “el Maragato Cordero” en la Villa y Corte.


Sirva este post en el que haremos un breve esbozo tanto del escritor como del personaje de su obra, como sincero, aunque humilde, homenaje a esta gloria de la literatura nacional.


Benito Pérez Galdós (Las Palmas de Gran Canaria, 10 de mayo de 1843-Madrid, 4 de enero de 1920) fue novelista, dramaturgo, cronista e incluso llegó a ser político.


Es uno de los mayores representantes de la novela realista del siglo XIX a nivel internacional y un narrador sin igual en la historia de la literatura en lengua española, hasta el punto de ser propuesto por varios especialistas y estudiosos de su obra como el mayor novelista español después de Cervantes. En palabras del novelista, dramaturgo, poeta y crítico Max Aub, desde Lope de Vega, ningún escritor fue tan popular, ni ninguno tan universal desde Cervantes como Pérez Galdós.



Transformó el panorama novelesco de la época, apartándose de la corriente romántica en aras del naturalismo y aportando a la narrativa una gran expresividad y hondura psicológica. Fue miembro de la Real Academia Española desde el 7 de febrero de 1897 (silla «N»). Llegó a ser propuesto al Premio Nobel de Literatura en 1912.


Santiago Alonso Cordero, era natural de nuestra mítica comarca de La Maragatería (Santiago Millas 1793 – Madrid 1865). Fue un arriero adinerado, accionista de la Sociedad Palentina-Leonesa de Minas, fundador de la Compañía de Diligencias del Poniente de España, promotor inmobiliario, Diputado Provincial por el Partido Judicial de Astorga (1835-1865), Diputado en las Cortes Nacionales bajo el mandato de Isabel II, Vicepresidente de la Diputación de Madrid que incluso llegó a compartir negocios con el propio Juan Álvarez Mendizábal.



Antonio María Esquivel y Suárez de Urbina lo inmortalizó vestido con el típico traje de maragato, ya que el retratado, orgulloso de sus orígenes y de su primitivo oficio de arriero, iba vestido de esta guisa incluso al Congreso.


Todo un personaje como queda reflejado; pero, además de su historia, D. Santiago también tuvo su leyenda. Las murmuraciones de su tiempo contaban que le tocó en la lotería una suma tan elevada, que hizo saltar la banca del Estado ya que en esta “incipiente Lotería Primitiva” (instaurada por Carlos III a imagen de la de Nápoles), no se ponían límites al dinero que los jugadores podían apostar, de modo que el Estado no siempre obtenía ganancias.



La Casa Cordero en Madrid

Ante la imposibilidad de satisfacer la totalidad de su pago en moneda, hubo de completarse la cantidad con bienes inmobiliarios; en concreto, con un solar en la Puerta del Sol sobre el que D. Santiago levantó su casa que aún hoy persiste en suelo castizo.


La segunda, tan sorprendente o más que la anterior, reza que, ante una visita de la reina a su casona maragata en Santiago Millas, pidió permiso a su alteza para cubrir el suelo de la habitación que iba a albergar a tan regia dama con monedas de oro.



Casa-Palacio de Santiago Alonso Cordero en Santiago Millas


Salomónicamente, Isabel II, rechazó la ostentosa ofrenda razonando que si las ponía “de cara” pisaría su propia efigie y si las ponía por el reverso pisaría sobre el escudo de España. Ante tal respuesta el maragato replicó jactancioso que, si ese era todo el problema, las colocaría de canto y así ni la soberana ni España se verían mancillados.


Disfrutemos del semblante que D. Benito Pérez Galdós hizo de nuestro célebre paisano.


EPISODIOS NACIONALES. Los Ayacuchos de Benito Pérez Galdós

Capítulo XXI

Del mismo a Pilar de Loaysa

Madrid, Julio.

(…)

No era yo el comensal único de los Regentes en el almuerzo de hoy. Sentáronse también a la mesa D. José Posada Herrera y D. Santiago Alonso Cordero, quien no abandona por nada del mundo la etiqueta popular de sus bragas de maragato. Es un hombre risueño y frescote, con cara de obispo, de maneras algo encogidas, en armonía con el traje castizo de su tierra, de hablar concreto, ceñido a los asuntos. Se enriqueció, como usted sabe, en el acarreo de suministros, y hoy es uno de los primeros capitalistas de Madrid. Ha comprado el solar de San Felipe, inmenso ejido polvoroso, para construir en él una casa que allá se irá con El Escorial en grandeza, y será la octava maravilla de la Corte. Da pena ver las tristes ruinas, el despedazado claustro, los escombros del mentidero y las covachas. Ha dicho hoy Cordero en la mesa que propondrá al Ayuntamiento el derribo total de la Puerta del Sol, para hacerla de nuevo con mayores anchuras, a fin de dar cabimiento al paso de tantísimo coche como ahora rueda por estas calles. En el centro se pondrá un monumento conmemorativo de la Milicia Nacional, con un par de fuentes de pilón bien amplio, para que quepan todos los maestros de baile que ahora llenan sus cubas en Pontejos. ¿Qué le parece a usted de estas elegancias y composturas de su viejo Madrid?...


Por Ana Fe Astorga González.

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