Pocos, muy pocos habitantes tiene actualmente Quintanilla de Combarros, tan sólo 22, pero eso no impide que sea uno de los pueblos Tilenenses más bonitos que hay.
Muy cerquita de la bimilenaria ciudad de Astorga, cogiendo el desvío de la LE-5423 de la antigua N-VI de Madrid a La Coruña, se encuentra esta localidad maragata por los cuatro costados, pero con mucha relación histórica con la vecina comarca del Bierzo y la Cepeda. El pueblo tal y como hoy podemos conocerlo, surgió por el traslado de la población originaria desde un emplazamiento no determinado, pero sí cercano al asentamiento actual, en la segunda mitad del siglo XIX, por lo que la antigüedad del caserío no es mucha en comparación con otros enclaves Tilenenses.
Se ha especulado que el núcleo originario, posiblemente estuviera cerca de una fuente que brota en la ladera noreste del valle y unos 10 metros por arriba del nivel del río, denominada La Llamera, y fueran viviendas y fincas articuladas como quinta, y, de ahí provendría el nombre de la localidad. La mala orientación de este núcleo originario en la ladera de umbría quizá fuera el motivo por el que se buscó una situación más propicia y saludable en el interfluvio que forma el Río Combarros y el Arroyo de La Parada.
No hay mucho más que decir que no sea que el entorno de este pueblo es realmente maravilloso porque, como en todos los lugares hay patrimonio cultural, religioso (una bonita iglesia bajo la advocación de Nuestra Señora de la Visitación), etnográfico... Pero, aquí, lo más valioso es la paz que lo inunda todo. La tranquilidad y el sosiego están presentes tanto en los campos como en las calles; en cualquier época del año, desde el crudo invierno en el que se deja sentir la cercanía del Puerto de Manzanal, hasta en el verano cuando aprieta el calor por la altitud a la que se encuentra (1.040 metras sobre el nivel del mar) y la buena orientación para recibir los rayos del sol que escogieron los fundadores de Quintanilla.
Es un lugar ideal para olvidarse de la rutina diaria, de los problemas… el mejor sitio para que los niños crezcan en contacto con la naturaleza y la cultura tradicional y los mayores aprendan de nuevo a convivir en vecindad, a recuperar los valores tradicionales que durante siglos rigieron la vida en los pueblos tilenenses
No hay grandes monumentos, pero cada rincón de este pueblo es una joya que merece ser admirada y conservada. Quintanilla de Combarros es un pueblo “en el que presta estar”.
Por eso, para que los vecinos de esta localidad se sientan orgullosos, pedidos el voto para Quintanilla de Combarros, invitándoos a visitarla. No perderéis el tiempo, al contrario.
Gracias a todos los que apostéis por “lo tilenense auténtico”, Quintanilla de Combarros, será uno de los 10 pueblos Tilenenses más bonitos en 2022.