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#Villalibre de Somoza

47 habitantes viven actualmente en este pueblo “Tilenense y Maragato”,… o “Maragato y Tilenense”, que tanto orgullo es ser lo uno como lo otro y, por eso, va con mayúsculas.


Un pueblo en el que el paisaje y el urbanismo muestran la armonía que existe entre la Alta Maragatería y la Somoza arriera.


Villalibre, recibe a los visitantes con el verdor de sus huertas y, a pesar de que hoy no lucen cuidadas como antaño, aún conservan la belleza de sus cercas de piedra, levantadas a “a muro seco” para proteger los pequeños vergeles que tradicionalmente producían el sustento familiar.


Y, no sólo son bonitos, estos muros, sino que son Patrimonio de la Humanidad. La forma tradicional de construir muros en piedra seca, transmitida de generación en generación”, es decir, sin utilizar ningún tipo de argamasa es “arte” y “Patrimonio Cultural”, declarado `por la UNESCO.


Los Tilenenses sabemos que es imposible proteger todos los muros de piedra seca que tenemos en nuestro territorio, pero también creemos que es nuestro deber preservar este conocimiento y, por eso, desde Villalibre de Somoza, queremos que nuestro pueblo sea reconocido como uno de los más bonitos 2022 para que se tome conciencia de la pérdida que supondría perder este patrimonio.


¿Quién dijo que sólo hay peñas en este pueblo?... también son verdes, muy verdes, los campos de Valdearroyo, donde se puede pasear admirando de frente, sin impedimenta alguna la inmensa mole del Teleno. Sólo quienes han paseado por ese estrecho valle pueden expresar la inmensa paz que se disfruta y la serena belleza que se admira. Y es que, a pesar de que Villalibre está en tierra de secano no le falta el toque natural de las zonas de montaña leonesas.


En cuanto a arquitectura, no hay nada mejor que dar un paseo por las calles del pueblo para ver ejemplos dignos del mejor tratado de arquitectura, de casonas arrieras. Nada tienen que envidiar las edificaciones de Villalibre a las de otros enclaves maragatos. Un gran número de las construcciones residenciales de este pueblo, datan de los siglos XVII, XVIII y principios del XIX. Están hechas a medida del oficio trajinero y de las peculiaridades culturales de este grupo social. Son en general de planta cuadrangular, de dos pisos de altura, patio interior y pocos vanos exteriores, levantadas sobre solares de gran amplitud exentos, separadas unas de otras por estrechos callejones o antojanos. Desde fuera, una las características más identificativas de estas construcciones son las entradas carretales con dintel de ciclópeas piedras graníticas canteadas de sección recta o con sillares dispuestos en arco de medio punto que enmarca a las dos gruesas hojas de madera de la puerta, adornadas con clavos forjados de formas variadas y caprichosas (veneras, rombos, cruces,...), cerraduras y llamadores a modo de animales esquemáticos u originales formas abstractas según la vena artística del maestro herrero.


En definitiva, unas “moles” tan pétreas, imponentes y bellas como el propio Teleno, que no dejan a nadie indiferente.
La historia de este pueblo se remonta a época castreña, aunque no se tengan vestigios humanos hasta que la “fiebre del oro romana” dejó sus trazas en el paisaje. Muestra de ello es el canal de Peña Buraca, de época alto-imperial. Ya a principios del siglo XI hay constancia documental de su existencia como parte de las posesiones del Obispado de Astorga y, desde aquel entonces el núcleo fue desarrollándose hasta alcanzar su máximo esplendor entre los siglos XVI y principios del XIX por el impulso de la actividad arriera.


La pujanza económica de algunos de sus vecinos se aprecia no sólo en el patrimonio inmobiliario civil, sino también en el eclesiástico. Es muy destacable el templo parroquial, dedicado a San Juan Evangelista. Se trata de una imponente construcción con torre de espadaña, estructurada en tres naves y cabecera cuadrada en la que intervinieron canteros tan destacados como Pedro y Gonzalo de la Lastra y, en la portada Juan de Tijera.


En el interior, la capilla central presenta una bóveda de crucería del siglo XVI de gran armonía. El retablo mayor y los colaterales son del siglo XVII; pero el que tiene un mayor patrimonial es el la capilla del crucero en la nave de la epístola), realizado en 1666 por Juan del Higar, cuya imagen titular, el Cristo del Amparo, data de 1684. En lo que se refiere a los bienes muebles sobresalen la cajonera de la sacristía, realizada en 1738 por Francisco Martínez, con taller en Astorga, y la cruz parroquial, obra de la escuela astorgana de plateros, procedente del taller de Domingo Laguna, que la realizó en 1618.


Cualquier día es bueno para acercarse hasta Villalibre de Somoza, pero si la visita cae en fiesta, aún se puede disfrutar más con la singularidad etnográfica maragata que se despliega por sus calles.


Hemos expuesto fundamentos de peso para presentar esta candidatura al Concurso de los 10 Pueblos Tilenenses más Bonitos 2022, pero también existen razones para merecer un millón de votos. Esperamos vuestro apoyo.

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